El día 16 de mayo se recuerda internacionalmente la acción de rebeldía y resistencia de las familias gitanas que, prisioneras en el campo nazi de Auschwitz, se enfrentaron a sus carceleros cuando estos pretendieron conducirlas masivamente a las cámaras de gas. Ayer, asociaciones romaníes de todo el mundo volvieron a traer a nuestra memoria estos hechos ocurridos hace 64 años.
Una colaboración importante en la construcción de esta memoria es el libro de Toby Sonneman, que recoge de primera mano testimonios de supervivientes gitanos del holocausto: Shared Sorrows. A Gypsy family remembers the Holocaust (Hatfield, University of Hertfordshire Press, 2002). La autora, hija de un judío que huyó de Alemania y cuya familia sufrió igualmente la persecución nazi, parte del reconocimiento de su implicación subjetiva en la historia que quiere narrar. Lo hace con honestidad y modestia. Y desde este lugar tan especial, recupera con realismo y respeto el dolor de quienes quedaron marcados toda su vida por el sufrimiento que el nazismo -y el posnazismo- les infligió.