El discurso romántico europeo sobre España ha tenido una influencia considerable en la definición de la identidad nacional y del discurso nacionalista español. Ha sido capaz de inculcar en su corazón un complejo de periferia cultural ad hoc con el papel asignado por las naciones autoconsideradas más civilizadas a las subalternas -que las exposiciones internacionales supieron explicar tan bien- Y en ese discurso, los gitanos han ocupado un lugar importante en el diseño maestro de la jerarquía cultural de la modernidad.
De forma complementaria, las representaciones modernas sobre los gitanos han servido para sustentar en Europa (y también en América) unos modelos políticos y culturales imbricados en la definición de identidades nacionales, por contraposición con otras identidades posibles, alternativas: los grupos nómadas y trasnacionales sirvieron para representar todo lo rechazable desde las normativas burguesas y nacionalistas que se consolidaron a lo largo de los siglos XIX y XX. En este juego de discursos de nación, se recogieron e inventaron estereotipos sobre los gitanos organizados sobre la oposición de los tópicos de civilización y barbarie. En este eje, las representaciones de género (masculinidad/feminidad), así como sus connotaciones sexuales, tuvieron un papel importante.