Acaba de editarse un libro que demuestra que las imágenes aparentemente inocentes están cargadas de intención y son especialmente peligrosas.
¿Robo de niños o robo de gitanos? es un libro tripartito que recoge en su corazón el estudio que realizó en 1993 el antropólogo holandés Jean Kommers sobre el mito del robo de niños por parte de gitanos tal y como se presenta en la literatura infantil moderna. Publicado en su momento en neerlandés (Kinderroof of Zigeunerroof? Zigeunners in kinderboeken), la Editorial Universidad de Sevilla lo presenta ahora en español, precedido de un estudio de María Sierra que explica su relevancia científica y social, además de enriquecido por un ensayo del propio autor, quien veinte años después revisita críticamente las conclusiones de su trabajo.
El libro muestra cómo los cuentos infantiles han venido empleando a personajes tomados del mundo gitano para adoctrinar a los niños con el objetivo de enseñarles a ser obedientes. Durante los siglos XVIII, XIX y XX, una parte de la pedagogía orientada a infundir los valores de la cultura oficial y de la disciplina familiar se ejerció a través de historias en las que frecuentemente los niños rebeldes -esos que se habían aventurado a desobedecer a sus padres y abandonar la comodidad de sus hogares- acababan siendo robados por bandas de gitanos que les hacían desaparecer de la noche a la mañana. Estos secuestradores, a los que se describía viviendo en los márgenes de la sociedad civilizada, servían para representar todos los males de la barbarie, en contraposición con las supuestas virtudes de la cultura nacional: paganos, inmorales, incultos, criminales… En la cumbre de la jerarquía de las acciones ilegales que se les atribuían en estas historias, el delito del robo de niños por parte de los gitanos se convirtió en un tópico recurrente en la literatura infantil europea.
La imputación de delitos como el robo de niños es analizada aquí en su valor simbólico, como una frontera que separa radicalmente a unos y “otros”. La atención a los aspectos estructurales de esta clase de literatura –especialmente el recurso insistente a las oposiciones binarias (blanco/negro, civilizado/bárbaro, cristiano/pagano)- permite señalar los fundamentos ocultos y los efectos sociales de expresiones de xenofobia que se dan también en el presente. En paralelo a todo ello, el trabajo concluye que estos libros ‘inocentes’, que declaraban intenciones de instruir a los niños sobre la importancia de comportarse en la vida como buenos cristianos y patriotas eran de hecho también –y antes que nada- libros sobre el poder; el poder de la sociedad dominante sobre otra sometida. Cuentos que (re)trataban de la desigualdad social y jugaban un papel importante en su prolongación.
El título del libro resume su principal conclusión, pues alude al mito del “robo” a la vez que lo invierte: al presentar recurrentemente a los gitanos bajo estereotipos negativos, la literatura infantil les ha robado la posibilidad de ser visto por sucesivas generaciones de adolescentes como sujetos dignos de respeto.
La imagen de la cubierta procede de un cuento de 1964, es la ilustración de Jetty Krever para Jan Joris y los titiriteros. La elegimos porque hace un guiño ¿inconsciente? al juego de espejos complejo de la identidad, la alteridad y la hibridación.