Los giros historiográficos resultan cargantes cuando se ponen de moda, cierto. Pero también lo es que el affective turn no sólo está poniendo en evidencia la importancia de considerar las emociones como parte sustancial de la historia, sino que permite ensanchar el alcance de otras herramientas de trabajo, de distinta procedencia, previamente incorporadas al trabajo cotidiano del historiador. Es el caso del concepto de cultura política, que para este grupo de investigación viene siendo hace años una categoría fundamental en sus análisis. Desde el momento en el que las emociones dejan de ser consideradas fuerzas irracionales que pugnan en el interior de cualquier ser humano y pasan a ser entendidas como instrumentos cognitivos, modulados socialmente, no cabe duda de que se convierten en un elemento fundamental para quienes quieran estudiar la acción política desde claves culturales. Por eso en este proyecto-blog, junto al enfoque de género y su desborde transversal, nos interesamos por las emociones como marcos de referencia para la razón y la acción humanas.